La balada del empleado nuevo
Viene contento el nuevo
La sonrisa juntándole los labios
El lápiz "Faber" virgen y agresivo
El duro traje azul de los domingos
Decente. Un muchachito
Cada vez que se sienta piensa en las rodilleras
Murmura "Sí, señor"
Se olvida de sí mismo
Agacha la cabeza
Escribe sin borrones
Escribe hasta las siete menos cinco
Sólo entonces suspira
Y es un lindo suspiro
De modorra feliz
De cansancio tranquilo
Claro, uno ya lo sabe
Se agacha demasiado
Dentro de veinte años
Quizá de veinticinco
No podrá enderezarse
Ni será el mismo
Tendrá unos pantalones mugrientos y cilíndricos
Y un dolor en la espalda, siempre en su sitio
No dirá "Sí señor"
Dirá "Viejo podrido"
Rezará palabrotas despacito
Y dos veces al año pensará convencido
Sin creer su nostalgia ni culpar al destino
Que todo, todo, ha sido demasiado sencillo