Desde el Ataúd
Con ojos ciegos ves mejor al alma negra nacer,
tan retorcido como un dios que te deja caer.
Entre el cielo y la tierra existe un hueco,
un pedazo de nada para mí.
Bienvenido al placer de los deseos,
envenenadas sonrisas de marfil.
Una cara con dos monedas para predicadores
pecando su virtud, separando la carne de tus huesos,
disfrazando de flores tú ataúd.
Un sol sin luz, perdido se esconde en su ataúd,
destruye todo cuanto ves frente a ti.
Siete noches en vela tras la estela.
seguirá a una bandera carmesí,
prisioneros del ego pasajero,
cortejando a las bellezas por pulir.
Cruzarás lagos de almas dormidas,
el veneno de espinas pone el fin y ahora caigo
en el suelo de rodillas,
compro gloria para sobrevivir.
Un sol sin luz, perdido se esconde en su ataúd,
destruye todo cuanto ves frente a ti.
Mirando cosas que no ves para no enloquecer,
besos guardados que dejé a quien nunca besé.
Me queda una sombra en soledad hasta que la luz
revele el camino a regresar hasta mi ataúd.
Malditos seáis por profanar la valiosa piel.
En lenguas de fuego se hablará escupiendo hiel.
Volaré ten lejos, mi alma es el reflejo
en el roto espejo, donde nunca llegues tú.