Harto de tanta porfía
Harto de tanta porfía,
sostengo bevir tan fuerte,
qu’es triste el anima mía fasta
que venga la muerte.
En tus manos la mi vida
encomiendo condenado.
¡O piedad mereçida!
¿por qué m’as desanparado?
Fin hará la profecía
dada por mi mala suerte,
qu’es triste el anima mía
fasta que venga la muerte.