Regresión
Hoy volví a creer que estaba entre los brazos de mi abuela,
que aprendí a montar en bicicleta,
que era mi primer día en la escuela.
Regresé a mis traumas infantiles
las mentiras de pupitre,
corazones en papel.
Mi inseguridad, los temores de mi madre y la vecina,
el barrio donde nunca era de día,
la playa y mis ganas de cantar.
Mis complejos, la casa encendida y la vida
que era un pase diapositivas
de un tiempo que luego olvidé.
Y, de noche, dejaba la luz encendida
por miedo a tener pesadillas,
los monstruos venían a por mí.
Desde entonces ya me gasté media vida
y, cuando tuve a mi hija,
supe que allí fui feliz.
Porque esta canción no habla de mí,
me encontré con el niño que fui
y le dije que jugar al escondite no es vivir.
Porque esta canción sí habla de mí,
escalé mis miedos y crecí,
con papeles construí un avión de sueños y me fui.
Ese niño es quien canta por mí,
vuela por los parques de Madrid.
Hoy vuelo por los parques de Madrid sin ataduras,
aprendí que el amor, si agarras fuerte, nada dura.
Tengo un corazón que se me sale de pecho,
siento la nostalgia de volver a ser pequeño.
Miro a mi ansiedad y sé que ya no tengo miedo,
cuando me acorrala no me asusta, sé que puedo.
Miro a mi familia y sé que es mi mayor tesoro,
cuido a mis amigos porque sé que valen oro.
Siento que daría por tu amor hasta mi vida,
hija mía, este mundo es más triste que el Guernica.
Yo siempre estaré en tus noches de penumbra,
como tu abuela conmigo, desde que estaba en la cuna.
Quiero que comprendas, tú no eras el problema,
y aunque sé que hubo dolor, sé que mereció la pena.
Eres todo lo que tengo, has sanado hasta mi ego
y me has ayudado a dejar de ser perfecto.
Y siempre vuelvo a ti como vuelven los recuerdos,
hija mía, este amor se merece mis respetos.
Ahora vivo más tranquilo con mis enemigos lejos,
me encerré en mi soledad, me obsesioné con el dinero.
Resumiendo, no sé si soy un hombre bueno,
para algunos un chaval, para otro un espejo.
Resumiendo, que solo soy un Superman
desde la primera vez que me llamaste papá.
Y, de noche, dejaba la luz encendida
por miedo a tener pesadillas,
los monstruos venían a por mí.
Desde entonces ya me gasté media vida
y, cuando tuve a mi hija,
supe que allí fui feliz.
Porque esta canción no habla de mí,
me encontré con el niño que fui
y le dije que jugar al escondite no es vivir.
Porque esta canción sí habla de mí,
escalé mis miedos y crecí,
con papeles construí un avión de sueños y me fui.
Ese niño es quien canta por mí,
vuela por los parques de Madrid.