Vale la Pena

VALE LA PENA

Me encanta una polla blanda.
Así mismo.
No bebo mate,
no me gusta el agua de coco,
no ando en bici,
no vi ET.
Y me encanta una polla blanda.
Me encanta una polla blanda,
así mismo.

Vale la pena esperar.
Así mismo.

Me encanta una polla blanda
por lo que expone de vulnerable
y por lo que encierra de posibilidad.
Me encanta una polla blanda
porque tocar una presupone la existencia
de una intimidad y una libertad
que aprecio y quiero siempre
porque ella es ícono del pos-sexo
(que es intrínseca y automáticamente
-aunque tal vez un poco anticipadamente)
siempre un pre-sexo también.
Una polla blanda es una promesa de felicidad
susurrada bajito al pie del oído.
Es dentro de ella
en toda su blandicia sacudiente de pasta de modelar
que vive la polla dura y firme con que mi hombre me folla.
Me encanta una polla blanda.

Vale la pena esperar.
Me encanta una polla blanda.
Vale la pena esperar
por lo que vale la pena tener
un acto de amor,
desaparecer.
Vale la pena esperar.

Adoro pau mole.
Assim mesmo.
Não bebo mate,
não gosto de água de coco,
não ando de bicicleta,
não vi ET.
E a-d-o-r-o pau mole.
Adoro pau mole
pelo que ele expõe de vulnerável
e pelo que encerra de possibilidade.
Adoro pau mole
porque tocar um pressupõe a existência
de uma intimidade e uma liberdade
que eu prezo e quero, sempre.
Porque ele é ícone do pós-sexo
(que é intrínseca e automaticamente
ainda que talvez um pouco antecipadamente)
sempre um pré-sexo também.
Um pau mole é uma promessa de felicidade
sussurrada baixinho ao pé do ouvido.
É dentro dele,
em toda a sua moleza sacudinte de massa de modelar
que mora o pau duro e firme com que meu homem me come.
Así mismo.